El Soplao es una cueva situada en los municipios de Valdáliga (pueblos de Labarces y Roiz) y Rionansa (pueblo de Celis), en Cantabria (España). Es considerada una cavidad única a nivel mundial[cita requerida] por la calidad y cantidad de las formaciones geológicas (espeleotemas) que alberga en sus 20 kilómetros de longitud total, aunque sólo 4 están abiertos al público.
En ella se encuentran formaciones poco comunes como helíctitas (estatalactitas excéntricas que desafían la gravedad) y draperies (sábanas o banderas traslúcidas colgando del techo). Su formación data del Mesozoico, concretamente del periodo Cretácico, hace 240 millones de años.
La cavidad fue descubierta accidentalmente durante las labores de perforación minera siendo aprovechada posteriormente para la extracción de minerales (en la visita guiada se accede únicamente a dos de las ocho galerías).
Los mineros denominaban soplaos a las cavidades kársticas que cortaban en sus trabajos y que creaban fuertes corrientes de aire.1 Durante su explotación, muchas familias de la zona se sustentaban con los ingresos que obtenían de esa actividad minera, compaginada con la ganadera. Tras décadas de abandono, la espeleología, y en concreto el Espeleo Club Cántabro Universitario desde el año 1975 descubrió su auténtico valor geológico.
El 1 de julio de 2005 el Gobierno de Cantabria la abrió al público después de acondicionar su interior y alrededores para el turismo. El sitio de la Cueva El Soplao está propuesto como «Lugar de interés geológico español de relevancia internacional» (Global Geosite) por el Instituto Geológico y Minero de España, con la denominación «UR004: Yacimiento de Zn-Pb de La Florida y Cueva del Soplao» , dentro del contexto geológico «Mineralizaciones de Zn-Pb y Fe del Urgoniano de la cuenca vasco-cantábrica».
La cueva de El Soplao se localiza en la sierra de Arnero, cerca de Rábago, y sus galerías recorren parte del subsuelo de los municipios de Rionansa, Valdáliga y Herrerías, en el occidente de Cantabria. Cuando una galería minera corta a un cavernamiento natural se establece una fuerte corriente de aire fresco “un soplao” en el argot minero; de ahí su nombre.
En 1975 un grupo de espeleólogos cántabros penetró por primera vez en la cavidad, iniciando con ello una serie de trabajos de exploración y topografía, que culminó en 2005 con la apertura al público de la cueva.
La singularidad de los espeleotemas presentes en El Soplao es el principal atractivo turístico y lo que ha hecho famosa a la cueva, especialmente la abundancia y la variedad de excéntricas o helictitas, delicadas formaciones que desafían a la gravedad adoptando formas caprichosas que decoran profusamente techos y paredes.
El itinerario para recorrer la cueva se puede realizar de dos maneras: visita turística (adaptada para personas con movilidad reducida) de una hora de duración, o visita turismo-aventura, una ruta de 2,5 horas de duración, ideada para sentir la atmósfera del mundo subterráneo (en este caso la organización proporciona el equipamiento necesario).
En las inmediaciones de El Soplao, en 2008, fue descubierto un importante yacimiento de ámbar del Cretácico Inferior con abundantes bioinclusiones (restos de organismos que quedaron atrapados en la resina, antes de convertirse en ámbar), yacimientos extremadamente raros de encontrar.
La red de cuevas del Alto Asón es uno de los conjuntos subterráneos más valiosos de Cantabria. Una red de cuevas naturales visitables, ideada para practicar un turismo activo espeleológico, que permitirá descubrir auténticos paraísos subterráneos como Coventosa, Cayuela, cueva Fresca, cueva del Escalón, Tocinos o Cullalvera (Ramales de la Victoria).